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Enriqueta Rodríguez de Maroni

Madres de Plaza de Mayo - Línea fundadora

Integrante de Plaza de Mayo, el 5 de abril de 1977 sus hijos María Beatriz y Juan Patricio Maroni fueron secuestrados. Un grupo de hombres de civil que se identificaron como integrantes del Ejército se llevaron a Juan Patricio de su casa, y a María Beatriz y a su esposo, Carlos Rincón, los secuestraron en su domicilio.

Enriqueta es madre de cuatro hijos. El 5 de abril de 1977 dos de sus hijos, Juan Patricio Maroni y María Beatriz Maroni, fueron secuestrados junto a sus respectivas parejas. La esposa de Juan Patricio fue liberada días después. Los dos hijos de Enriqueta y el esposo de María Beatriz, Carlos Alberto Rincón, permanecen desaparecidos.

Su conmovedora historia aparece reflejada en esta carta que ella misma escribió en 1998:

“Soy madre de cuatro hijos, dos de los cuales son detenidos desaparecidos. Pertenezco a las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora.

A 22 años del golpe, sigue vigente el reclamo de verdad y justicia y se hace imprescindible la reivindicación del "detenido-desaparecido" ya que no se le dio derecho a defensa.

¿Que significaron las desapariciones en el pasado y en el presente? Se quiso instaurar un plan de horror junto a un plan económico de marginalidad creciente, castigando al que pensaba distinto, siendo las fuerzas de seguridad los "mesiánicos" que salvarían a la patria.

Aquí hubo un plan siniestro hecho por individuos que hicieron del secuestro, detención, tortura y luego desaparición un "modo de vida" durante varios años, los más oscuros de la historia argentina y una generación que se comprometió con la historia de su tiempo y de su pueblo”.

Y continúa:

“La categoría del "detenido-desaparecido" sigue aún vigente y cobra toda su dimensión, cuando esa categoría, la personaliza, tiene nombre y apellido, no es un N.N. y más aún ese nombre y apellido es el de tu hijo.

A nivel oficial nadie nos ha dicho qué pasó con ellos, el ¿cómo, por qué, quién y cuándo?

El grave problema de los desaparecidos golpeó a la conciencia de toda la comunidad, los principales afectados son sin duda los familiares y entre ellos los hijos, hace 21 años niños y hoy adolescentes, jóvenes. Nosotras las madres exigimos permanentemente verdad, justicia y castigo para todos los culpables.

Tenemos todo el derecho del mundo a saber qué ha sido de nuestros seres queridos, desde ese mundo del silencio a la que los han condenado a "vivir", golpean a nuestra conciencia y les decimos que no claudicaron nuestros reclamos de justicia, nuestra búsqueda de verdad, nuestra memoria y nuestro amor por ellos.

Juan Patricio y María Beatriz, junto a su esposo, fueron secuestrados de sus respectivas casas, en horas de la madrugada por fuerzas de seguridad pertenecientes al 1º cuerpo de ejército al mando del general Suárez Mason.

“Supimos que estuvieron en el Club Atlético uno de los tantos centros clandestinos de detención”.

 

 

El recuerdo de María Beatriz y de Juan Patricio

Así presenta Enriqueta a sus hijos: “María Beatriz fue a la escuela primaria en San Francisco de Sales, a la secundaria en María Auxiliadora, y se recibió de Asistente Social de la Universidad de Buenos Aires. Trabajaba en el centro de salud de Mataderos. Estaba casada con Carlos Alberto Rincón (quien fue secuestrado con ella). Tenía 23 años cuando desapareció.

Juan Patricio fue a la primaria también en San Francisco de Sales y a la secundaria en el Colegio de los Hermanos Lasalle. Estudiaba sociología en la UBA y trabajaba en Aerolíneas Argentinas. Estaba casado. Tenía una hija, Paula. Desapareció a los 21 años.

María Beatriz y Juan Patricio eran muchachos muy religiosos. Querían poner en prácticas las lecciones del Evangelio, y no sólo predicarlas. Participaban en los movimientos de jóvenes católicos y se preocupaban por las grandes injusticias sociales en Argentina. Por eso fueron desaparecidos”.

 

 

Con las Madres

Actualmente, Enriqueta sigue su lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia desde la Agrupación Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora. Su relato, junto con el de otras dieciséis compañeras de lucha, forma parte del video documental “Madres” realizado por Eduardo Félix Walger, que narra las historias de estas madres y su lucha por los Derechos Humanos, la justicia y la igualdad. Sobre este trabajo, Enriqueta expresa:

"En este testimonial, lo que nosotras queremos presentar es la verdadera historia del terrorismo de estado y las consecuencias de su crueldad. Es una historia contada desde la verdad, por los actores reales que la sufrimos. No es la historia oficial, pero esperamos que sobreviva como la verdadera historia, hecha por nosotras a través de los 30 años”.

Margarita Maroni, hermana de María Beatriz y Juan Patricio, ha acompañado a Enriqueta en su lucha y actualmente integra la Agrupación Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.

 

 

Siempre juntas

“Soy Margarita, hermana de María Beatriz, hermana melliza, tenía 23 años cuando se la llevaron de su casa junto con su marido. Y de Juan Patricio que, con 21 años, desapareció de la casa de mis padres. Lo de hermana melliza para mí es todo un tema, porque lo viví como una mutilación. Compartí todo con ella, desde el vientre materno hasta los juegos, las amistades y el pupitre de 1º grado a 5º año. Esta sensación de mutilación y de horror es una de las razones por las que durante muchos años viví esto en silencio, acompañando a mi mamá, pero desde el desgarro. Me dediqué a engendrar vida, mis hermosas cuatro hijas, en una necesidad compulsiva de dar vida. Creo que eso me ayudó a sobrevivir. Yo tenía tres meses de embarazo cuando se los llevaron y recuerdo como si fuera hoy cuánto de duro se me ponía el vientre de tanto dolor. La noche anterior María Beatriz había estado conmigo regalándome los primeros pañales que luego estrenaría mi hija Valeria al nacer. Yo despertaba a la noche sobresaltada con la sensación de estar muriéndome también. La relación de hermanos es simétrica, es lo más par y creo que esta relación es la razón por la cual no hemos podido accionar, porque nos hemos quedado paralizados en el dolor, en la asfixia del horror”.

 

“Nadie nos va a devolver a nuestros hijos desaparecidos. Pero peleamos por la memoria día a día, desde hace treinta años. La única manera de seguir vivas es mostrar qué fue lo que pasó, recordarlo. Hay que luchar por la justicia y creer que un cambio es posible”.

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