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HAYDEÉ GASTELÚ DE GARCÍA BUELA
Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora

Haydeé Gastelú es madre de Horacio García Gastelú, estudiante universitario secuestrado el 7 de agosto de 1976 a los 21 años. Haydeé se casó con Oscar García Buela, con quien tuvo tres hijos: Alicia Ester, Horacio Oscar y Diego Fernando.

Horacio fue estudiante del Colegio Nacional Buenos Aires y posteriormente comenzó sus estudios universitarios en Ciencias Biológicas en la Universidad de Buenos Aires. En 1976, se encontraba haciendo el servicio militar en Bahía Blanca. Estaba de licencia en Buenos Aires cuando fue secuestrado en la casa de su novia, junto a ella. A partir de ese momento, Haydeé comienza su búsqueda siendo una de las catorce mujeres que por primera vez se reunieron en la Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977. Es una de las fundadoras de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y actualmente Vicepresidenta de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora.

Luego de 25 años, gracias al trabajo de los antropólogos forenses, Haydeé logró encontrar el cuerpo de su hijo y los responsables fueron enjuiciados y encarcelados. Así pudo saber que Horacio fue una de las treinta víctimas de la masacre de Fátima, hecho ocurrido entre el 19 y el 20 de agosto de 1976.

A pesar de los años transcurridos, Haydeé ‘sigue luchando y de pie’. Porque si bien, como ella dice, en el caso de su búsqueda logró Verdad y Justicia aún queda algo por hacer: ‘Sigue faltando que en la realidad se cumplan los sueños por los que mi hijo dio la vida. Y ahí estoy, tratando en los años de mi vida, de seguir luchando para eso, para que se logre esa realidad’.

 

Este mismo sol que nos

enumera dará de comer a

nuestros hijos

lo poco que sepamos

procurarles, en su incendio

de soledad

camina esta distancia apenas

olvidada como tejió la luz de

enero juntos después de enterrar

a los más queridos empujando la

sangre con indiferencia.

Horacio Oscar García Gastelú

 

LA HISTORIA DE HAYDEÉ

Haydeé era una madre dedicada a la crianza y educación de sus hijos cuando la tragedia invadió su hogar el 7 de agosto de 1976. Ese día, su hijo Horacio, fue secuestrado en la casa de su novia transformándose en una de las víctimas del Terrorismo de Estado. En ese momento Horacio se encontraba realizando el servicio militar.

Desde un principio lo registraron en calidad de ‘observado’. Que yo sepa no militaba en ninguna organización, pero era egresado del Colegio Nacional Buenos Aires, que estaba muy politizado, y se ve que con eso alcanzaba.

Horacio era egresado del Colegio Nacional Buenos Aires y era estudiante de Ciencias Biológicas en la Universidad de Buenos Aires. Antes de desaparecer, les había comentado a sus padres que le resultaba sospechoso el trato que tenían hacia él y que creía que lo estaban investigando. Había sido dado de franco desde el 26 de julio al 11 de agosto y debía presentarse nuevamente en Baterías, Bahía Blanca.

El 7 de agosto de 1976, un grupo armado irrumpió en la vivienda de Ada, la novia de Horacio, en la localidad de Banfield.

Aparentemente habían saltado por la tapia del Juzgado de Menores que limitaba con su casa. A Horacio y su novia los encapucharon y los llevaron para hacerles algunas preguntas. Eso les dijeron.

A partir de ese momento, ambas familias presentaron su hábeas corpus sin recibir respuesta alguna. Haydeé y su esposo hicieron la denuncia en el Comando de la Armada, ya que su hijo debía presentarse a los pocos días en el servicio militar. Haydeé, poco a poco, comenzó a encontrarse con otras madres que como ella buscaban el paradero de sus hijos. Fue una de las catorce mujeres que se reunieron el 30 de abril de 1977, por primera vez, en la Plaza de Mayo.

Fueron años muy difíciles, de una soledad tremenda, porque nadie te quería escuchar. Para nosotras fue muy importante encontrarnos. Y a partir de nuestra búsqueda se consolidó nuestra amistad. Yo soy una de las catorce que ese día de abril nos encontramos en la Plaza. Desde entonces aprendí que todo el que tenga un problema, lo mejor que puede hacer es unirse. Y fuertemente, porque ayuda en la vida. Fue así como luchamos para que en el país subsista la Memoria y poder llegar a la Verdad y a la Justicia que era nuestra meta.

 

EL RECUERDO DE HORACIO

Haydeé es madre de tres hijos. La mayor, Alicia, nació con un serio problema de salud que determinó que su dedicación y atención giraran en torno a ella. Horacio nació el 24 de abril de 1955. Más tarde, llegaría Diego.

Mi hijo Horacio vino al mundo después de una hija muy enferma, así que ya vino marcado a llenar un lugar muy especial en el hogar. Igual fue un chico especial, muy sensible. Fue muy compañero de nosotros y muy sensible en relación a todo lo social. Dentro de sus mismos compañeros de colegio, siempre se destacó por estar ocupándose del más necesitado, tal vez por haber sido marcado por su hermana, que al llegar al mundo ya contaba con problemas de salud.

¿Cómo era Horacio de chico?

Horacio era muy responsable, de chico fue muy estudioso, muy buen hijo, muy buen compañero. Siempre ha sido el abanderado de su colegio primario y también del Colegio Nacional Buenos Aires donde fue un alumno brillante. Familiarmente yo creo que vino marcado, vino con una predisposición a ocuparse de los problemas del mundo y a tratar de arreglarlos.

¿Qué cosas le gustaban?

Él se dedicaba a la fotografía, leía muchísimo, se pasaba prácticamente todo el día leyendo. No era un chico futbolero, a pesar de que se crió en San Justo que era un pueblo, donde estábamos en calle de tierra y donde permanentemente se jugaba al fútbol. Él era bueno para estudiar y para la pintura y las fotos. Se dedicó muchísimo a la fotografía, hizo exposiciones en su momento en el colegio. Sus temas preferidos eran los niños, los ancianos y el trabajo. Tengo fotos sacadas por él en las que hay ancianos en la plaza, chicos jugando en el suelo, una persona muy mayor cruzando una calle. Y también se dedicaba muchísimo a la lectura. Además, ya había cursado varias materias en la Facultad de Biología y trabajaba en una firma exportadora 6 horas por día. Me di cuenta de que guardaba el sueldo, porque evidentemente estaba juntando dinero para formar su hogar cuando saliera de la conscripción.

Como la mayoría de los jóvenes de su tiempo, Horacio participaba de las actividades políticas en el colegio y tenía un fuerte sentido de compromiso social. Sin embargo, la violencia de la época se hizo sentir entre sus compañeros.

Siendo alumno del Nacional Buenos Aires, participaba de los movimientos estudiantiles que en ese momento florecieron en el país. Y en 1974 perdió a su mejor compañero. Al compañero de toda la secundaria del Nacional Buenos Aires, que fue asesinado y velado en el mismo Colegio debajo de un gran cartel que decía Montoneros. De este velatorio participó casi todo el colegio, menos mi hijo, porque nosotros del gran susto y el dolor que teníamos nos abrazamos a él y nos quedamos toda la noche junto a él en el dormitorio. Mi marido se enfermó del gran disgusto que tuvimos y Horacio estaba muy apenado.

 

Sin embargo, los jóvenes como Horacio continuaron defendiendo sus ideales e intentaron, como explica Haydeé, ‘arreglar los problemas del mundo’.

Eso creo que terminó de marcarlo a él y a todos sus compañeros. Esa lucha por la que estaban todos compenetrados y unidos, creo que los unió mucho más. Yo le decía ‘es que estás tratando de arreglar los problemas del mundo’. Y así como madre me sentía que estaba muy condicionado por la presencia de su hermana, esa pasión por arreglar. Tanto que cuando estudió Biología yo lo cuestioné, porque pensé que estaba marcado por la presencia de su hermana. Sin embargo, hubo varios de sus compañeros que estudiaron Biología. Y hoy gracias a los ADN y al avance de la ciencia puedo decir que soy una de las pocas Madres privilegiadas que rescató los restos de su hijo.

¿Cuáles eran los sueños de Horacio?

El sueño de Horacio era arreglar el mundo. Y todos esos jóvenes compartían el mismo sueño. De eso nos dimos cuenta mucho después cuando nos encontramos las Madres a raíz de la desaparición de nuestros hijos. Fuimos descubriendo que eran como hermanos. Que tenían los mismos ideales, que tenían los mismos sueños, que realmente eran hermanos en la vida. Eso tal vez fue una gran sorpresa para nosotras, el encontrarnos con que realmente los mejores sentimientos eran los que compartían estos chicos que se habían llevado.

 

LA BÚSQUEDA DE HORACIO

Al igual que todas las Madres, Haydeé acompañada por su esposo Oscar, realizó numerosas presentaciones en todos los ámbitos posibles.

Todos seguíamos los mismos pasos. Acudimos a Organismos Internacionales, establecimos varios hábeas corpus en Provincia y Capital Federal, golpeábamos puertas en todos lados, pero nunca encontramos una respuesta certera.

Haydeé fue una de las fundadoras de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y al día de hoy sigue unida a las Madres - Línea Fundadora.

En el año 2001, el grupo de Antropología Forense esclareció el destino de Horacio y les devolvió a sus padres los restos de su hijo. Ahí supo que Horacio había sido una de las treinta víctimas de la Masacre de Fátima ocurrida entre el 19 y el 20 de agosto de 1976. A treinta y cinco años de este acontecimiento, Haydeé Gastelú leyó estas palabras en la Plaza de Mayo:

Desde hace más de 35 años y por todo el período de la dictadura, el edificio de Coordinación Federal fue un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio de ciudadanos y ciudadanas de este país. Todos ellos, jóvenes, adultos, hombres y mujeres que, aunque no se conocieran, tenían sueños en común y la mayor parte de ellos una vida de compromiso militante con su pueblo.

Sabemos puntualmente con mayor detalle sobre treinta de estos compañeros ya que eran nuestros familiares. Después de más de 20 años de búsqueda incesante pidiendo por Verdad y Justicia y gracias al Equipo Argentino de Antropología Forense tuvimos la fortuna de poder reconstruir su historia y recuperar sus restos.

Todas y todos los que pasaron por allí fueron torturados, violados. Los tenían en condiciones infrahumanas, encapuchados y engrillados. A los 30 los sacaron la madrugada del 20 de agosto de 1976 en un camión, semi atontados y drogados. Los llevaron hasta la localidad de Fátima, partido de Pilar, donde en un camino de tierra y casi descampado los mataron a todos…

Todo el pueblo de Fátima quedó horrorizado y muerto de miedo. Silenció este horror durante muchos años y cuando la Verdad vio la luz y los huesos empezaron a hablar pudimos empezar a juntarnos y a salir del silencio.

Por eso hoy estamos aquí para decirles a nuestros compañeros y compañeras que reivindicamos su lucha por un país libre con Justicia y Soberanía.

Y junto a todas y todos ustedes que nos acompañan queremos gritar que por ellos, los 30.000, y por todos los compañeros detenidos desaparecidos no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.

 

EL LEGADO DE HAYDEÉ

A lo largo de todos estos años, Haydeé fue planteándose nuevos desafíos para seguir en su búsqueda:

En cada etapa de la búsqueda yo tenía un sueño diferente. Primero era tener noticias de mi hijo y las tuve.

Después mi sueño fue, una vez que supe lo que le ocurrió, tener sus restos y enterrarlo, llevarlo a San Justo a su pueblo natal y ponerlo donde tengo las cenizas de mis abuelos, de mis padres, donde está toda la familia. Y lo logré.

Mi sueño después fue justicia y lo logré, o logré parte; no me bastó. Logré que la gente que esa noche estaba en Coordinación Federal, que es donde estaba Horacio, se hiciera cargo y estuviera condenada. Hoy están con cárcel común y cadena perpetua. Yo ya pasé por esa etapa de la justicia, fui querellante con mi marido, los dos querellamos.

Pero salí de ahí con una sensación de vacío. Porque si bien había cumplido cierta etapa de mi vida, notaba que me faltaba. Yo quería que la realidad fuera un hecho por el que tuviera sentido que mi hijo haya dado la vida. Que hubiera comida para todos los chicos, escuela para todos los chicos; es decir un mundo con menos desigualdad, un mundo con más integración social.

Hoy, su desafío es lograr que esos sueños de Horacio, puedan plasmarse en la realidad y a eso le dedica su tiempo y su esfuerzo.

Es por eso que sigo de pie y luchando. Y para que todas las madres tengan la suerte que yo tuve, porque saber cómo fue su fin y cómo se lo provocaron para mí fue bueno. Finalmente, la vida me mostró que la verdad es liberadora. Luego la justicia, porque para mí la justicia era un paraguas que nos amparaba a todos. Y la justicia la logré, al menos en forma parcial, por lo menos para su caso. Pero me sigue faltando que en la realidad se cumplan los sueños por los que mi hijo dio la vida. Y acá estoy, luchando para eso, para que se logre esa realidad.

Haydeé rescata el apoyo permanente de su familia en los momentos difíciles.

Horacio cumplió sus sueños, fueron truncados, pero fueron sueños muy lindos. En mi caso, me siento muy acompañada por los recuerdos de Horacio, de sus sueños, y por Diego –mi hijo menor– que junto a su esposa y sus hijas es, en este momento, la alegría de nuestro hogar. Es lo que nos da la fuerza para seguir adelante. Con mi marido, que por suerte me acompaña, tengo 60 años de casada y como yo le digo ‘lo más rescatable de mi vida es mi pareja, que es un buen compañero y un buen padre’.

¿Qué les diría a los chicos de hoy?

Que participen, que tengan los ojos muy abiertos. Que sepan que eso que sucedió puede volver a suceder. Que el mundo lamentablemente a veces repite muchos hechos, y hay que tener muy en claro en qué estamos y para dónde vamos. Cada uno tiene que tener conciencia de lo que está haciendo y para qué lo hace. Entonces mi consejo para los jóvenes es que tengan los ojos muy abiertos, que estudien, que trabajen y que luchen.

¿Qué nuevos proyectos comparte con las Madres?

Como dice mi amiga Vera Jarach, somos optimistas y seguimos de pie. Y seguimos en la ESMA, ese lugar de horror ahora seguirá abriéndose para realizar cosas llenas de vida. Y ahí las Madres tenemos un proyecto muy lindo que consiste en crear en el edificio que nos tocó, una Escuela de Música popular y gratuita para que pueda asistir la gente que no pueda estudiar música. De esta forma transformaremos el lugar asociado con la muerte en algo como la música que está llena de vida.

 

PALABRAS FINALES

Después de tantos años desde aquella primera ronda de las Madres, al día de hoy, Haydeé continúa su camino y confía en los tiempos que vendrán.

En este momento noto una gran apertura de la juventud, que estos años participa mucho más, porque durante mucho tiempo se implantó el miedo. No solo la juventud nuestra, la juventud de nuestro país, sino en general la juventud del mundo. Y eso es buenísimo, es muy promisorio, es para lo cual trabajamos nosotras las Madres: que la Memoria se mantenga, que la Verdad sirva y que la Justicia sea una realidad. Esas tres cosas nuestras son las que nos mantienen paradas, las que nos mantienen con ganas de seguir luchando y además creo, nos da salud. Yo creo que las que estamos, estamos bien porque nos mantenemos luchando.

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